Sobre el salmo 23 – Sermón #68

Un sermón de George Müller de Bristol
Discurso pronunciado en la Capilla Salem, Bristol, en la reunión de oración semanal el lunes 24 de julio de 1871 por la noche.
“El Señor es mi Pastor, nada me faltará”, etc.
En la medida en que, en nuestra alma, podamos decir que Jehová mismo es nuestro Pastor, justamente en esa medida nuestro corazón dirá: “Nada me faltará”. El segundo se deriva del primero, porque está escrito: “Los que conocen tu nombre, confiarán en ti”. Es cuando no se conoce a Dios cuando surge la dificultad. El gran punto, por lo tanto, es familiarizarnos con Dios, conocer a Dios por nosotros mismos como Él se ha revelado a Sí mismo en las Escrituras. Y cuanto más lo conocemos nosotros mismos, más fácil será que nuestros corazones puedan decir: “nada me faltará”. Nadie puede conocer a Jehová sin poder ejercer fe en Él.
“En verdes pastos me hace descansar; junto a aguas tranquilas me conduce”
¡Qué hermoso! No, Él no nos guía aquí y allá a un bocado seco. No, no es que de vez en cuando nos da un bocado de pasto verde. Mucho más que esto. Aquí no solo tenemos abundancia de pastos y pastos verdes, sino que también estamos recostados en ellos, para que podamos participar de ellos con tranquilidad, abundancia y generosidad. Ahora bien, este es solo el camino de nuestro buen y misericordioso Señor. Es Su gozo y deleite no solo dar todo lo que necesitamos, sino darnos en abundancia. ¡Oh, qué gozo tiene nuestro Buen Pastor al refrescar así nuestros corazones!
“Junto a aguas tranquilas me conduce”
No solo cada uno tiene lo suficiente para beber manteniendo la vida en ellos, sino que también pueden beber una y otra vez. Los conduce, no a un torrente ruidoso, donde las pobres ovejas se asustarían, sino a las aguas tranquilas y apacibles, donde pueden beber pausada y tranquilamente.
“Él restaura mi alma”
Esto no debe entenderse como el regreso de un descarriado a Dios, porque la palabra hebrea aquí traducida como “restaura” seguramente no soportaría esa interpretación. Debe entenderse en el sentido de refrescar, o fortalecer, así como al retirarse por la noche a descansar, acostarse y dormir, y despertar con nuestras fuerzas renovadas. Debemos entender que la restauración es la renovación de la fuerza. El contexto también muestra que este es el significado.
“Él me guiará por sendas de justicia, por amor de su nombre”
Es el gozo y el deleite del corazón de Dios el que nos guíe, nos ayude a avanzar, nos fortalezca más y más. Aquí nuevamente podemos acercarnos a nuestro Pastor con la mayor confianza, y decir: “Ahora es para el honor y la gloria de tu nombre que me fortalezcas, para que pueda andar en tus caminos y para tu honra”.
“Sí, aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”
¡Muy precioso! Así que, pase lo que pase, todo saldrá bien. Que venga lo peor, como diría el mundo, todo irá bien. El Pastor está con nosotros. “Sí, aunque camine por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno”. ¿Por qué no? El Pastor está con nosotros. ¡Oh! A este Pastor, a este precioso Pastor le encanta acompañar a las ovejas. Si tan solo andan en Sus caminos, cualesquiera que sean sus circunstancias, pueden contar con Su presencia.
The sheep will say, as they regard the Shepherd: “Preparas una mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”.
Aquí termina la metáfora. Los primeros cuatro versículos hablan del Señor bajo la figura de un Pastor. Ahora se habla de Él bajo la figura de un anfitrión que cuida a su invitado. ¿Y cómo nos va en este sentido? “Preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”. Aquí, nuevamente, cuán generosamente somos bendecidos por Dios, el Anfitrión. Es el mismo gozo y deleite del corazón de Dios honrarnos. Era una señal de honor cuando los invitados eran ungidos por su anfitrión. Y luego no son escasamente abastecidos: “Mi copa esta rebosando”. ¡Oh! ¡Qué gozo, qué felicidad no deberíamos tener, siempre que anduviésemos declarada, habitualmente, en todo momento y en toda circunstancia, simplemente en los caminos del Señor, teniendo como único objetivo en la vida agradarle!
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré por siempre”
El salmo termina con una perspectiva brillante y bendita para nosotros para lo poco del tiempo futuro que está ante nosotros: “El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida”. Pase lo que pase, habrá bondad y misericordia. Se pueden ir amigos; puedo estar enfermo; puede que me juzguen en mi familia; puede que me juzguen en mi puesto en la Iglesia; puedo ser juzgado de varias formas; pero el bien y la misericordia me siguen. Y aquí en este versículo tenemos nuestro propio nombre. La bondad y la misericordia me seguirán, fulano de tal; podemos escribir nuestro propio nombre, y decir para la gloria de Dios con respecto a nosotros mismos que el bien y la misericordia ME seguirán. Esto no es una presunción. Esto tiende a la gloria de Dios. Cuando tomamos a Dios por Su Palabra, no vamos demasiado lejos. Debemos ir tan lejos como para creer lo que Dios dice acerca de sus hijos; y esta es una promesa universal con respecto a todos los hijos de Dios.
“Y en la casa del Señor habitaré para siempre”
Habiendo sido tan bondadoso el anfitrión con el huésped, habiendo ungido su cabeza con aceite y provisto tan abundantemente para él, el huésped ahora dice: “Me quedaré en la casa; permaneceré en ella y no seré un simple visitante”. En lo más íntimo de nuestro corazón decimos: “¡No hay casa como la casa del Padre!”. Y, ¡oh! morar en la presencia de Dios; en espíritu estar en la casa del Padre; en espíritu estar en el cielo ahora, habitando allí, no siendo solo un visitante, un invitado meramente por un día o dos o una o dos semanas, sino para decir: “Permaneceré allí, en la casa del Padre”. ¡Oh, qué bendición! Ahora bien, esta es la porción actual de los más débiles y endebles de los hijos de Dios; y si tan solo la tuviéramos; es el mismo gozo y deleite del corazón de Dios darnos esta bendita porción.
Este sermón se trata de una traducción realizada por www.george-muller.es del documento original proporcionado por The George Muller Charitable Trust, fundación que sigue el trabajo comenzado por George Müller y que actualmente trabajan en Bristol, concretamente en Ashley Down Road, y que se dedica a promover la educación, el cristianismo evangélico y ayudar a los necesitados. Para más información, puedes visitar su web www.mullers.org